Oliver Pollock

Un americano en Nueva Orleans

Oliver Pollock
Recomendamos la protección de su excelencia al Sr. Pollock, como alguien que ha sufrido mucho y que ha cumplido su deber hacia el pueblo y a sus acreedores con celo e integridad
LOS DELEGADOS DE VIRGINIA EN EL CONGRESO A GÁLVEZ, 4 MAYO 1783

En la actualidad, se conoce a Oliver Pollock como uno de los financiadores principales de la Revolución Americana, debido a la cantidad de dinero y suministros que consiguió para la causa rebelde en La Luisiana española. Era un comerciante próspero que, junto con el gobernador de La Luisiana, Bernardo de Gálvez, apoyó los objetivos militares del Segundo Congreso Continental. Una vez que España entró en la contienda, Pollock también sirvió a la causa española, participando en las campañas del gobernador Gálvez por el río Misisipí y sumándose a las filas del ejército español en la batalla de Pensacola de 1781.

Pollock era oriundo de Irlanda del Norte; había nacido en el condado de Tyrone en 1737. Emigró a la colonia británica de Pensilvania en 1760, buscando una vida mejor. Primero, encontró trabajo en una casa de comercio de mercancías en la ciudad de Carlisle. Menos de un año más tarde, se mudó a Filadelfia, donde comenzó a trabajar con la firma Willing y Morris, uno de los mayores establecimientos mercantiles de las colonias inglesas. Esa firma le envió a La Habana en 1762, después de que la ciudad cayera en manos de los británicos durante la Guerra de los Siete Años. Pollock abasteció a las tropas británicas con mercancías suministradas por Willing y Morris. Cuando los españoles recuperaron el control de la ciudad, siguió residiendo en La Habana al frente de una actividad mercantil sumamente rentable. En 1770, se casó con Margaret O’Brien, hija de otro comerciante irlandés. También tuvo como amigo al general español Alejandro O’Reilly, que había sido destinado a la isla.

En virtud del Tratado de París de 1763, La Luisiana pasaba a ser española. Antonio de Ulloa se instaló en Nueva Orleans como primer gobernador español. Los dos años de mandato de Ulloa resultaron un fracaso que culminó, en 1768, con un alzamiento contra él de los residentes en dicha ciudad. El monarca español reaccionó con el envío de tropas desde Cuba, al mando del general Alejandro O’Reilly, con objeto de recuperar el control de la provincia. Oliver Pollock siguió al general O’Reilly a Nueva Orleans, donde abasteció de harina y otros víveres a las tropas españolas. El general acogió a Pollock y le permitió crear una casa de comercio en la capital de La Luisiana. Pollock mandó venir a su familia de La Habana y se convirtió en un próspero comerciante residente en Nueva Orleans.

Pollock simpatizó espontáneamente con la causa de los rebeldes cuando llegaron a Nueva Orleans noticias de los combates de Lexington y Concord. Su primera oportunidad de prestar asistencia a los rebeldes se produjo, entrado el año de 1776, cuando un destacamento reducido de soldados rebeldes, al mando de George Gibson, descendió los ríos Ohio y Misisipí en busca de los suministros militares del gobierno español. Pollock dio la bienvenida a la ciudad a Gibson y sus hombres y les procuró una audiencia con el gobernador Unzaga. El gobernador accedió a suministrar los pertrechos que Gibson pedía. Unzaga encargó a Oliver Pollock que hiciese acopio de esos pertrechos y los enviase, río arriba por el Misisipí, a las colonias sublevadas. Así comenzó la carrera de Oliver Pollock como agente suministrador americano en Nueva Orleans. Durante los años siguientes, envió muchos barcos fluviales, llamados bateaux, que remontaban el curso del Misisipí y del Ohio hasta Fort Pitt, en la Pensilvania occidental. Una vez allí, los suministros eran cargados en carretas y enviados por tierra a las tropas del Continental Army. Lo que Pollock acopiaba en Nueva Orleans no procedía de donaciones, sino de compras a otros comerciantes. Los pagaba con sus propios fondos, sobre la base de un acuerdo en cuya virtud el Congreso Continental le reembolsaría. Cuando empezó a quedarse sin dinero porque el Congreso no se lo reembolsaba, obtuvo préstamos de otros negociantes de Nueva Orleans para mantener el flujo de suministros. En sus asientos contables superponía las letras p y f para indicar la denominación del peso fuerte español. Ese signo se convirtió en el símbolo del dólar que identifica la moneda de los Estados Unidos y cuya invención se atribuye a Pollock.

La llegada de Bernardo de Gálvez como nuevo gobernador de Luisiana inició un período de apoyo español aún mayor a la causa de los rebeldes americanos. Gálvez se convirtió en un partidario de la rebelión americana, opuesto a los británicos, y desarrolló una asociación estrecha con Pollock, quien, aquel mismo año, se convirtió, oficialmente, en el agente que los recién proclamados Estados Unidos de América tenían en Nueva Orleans. A finales de 1777, James Willing, un oficial del Continental Army, encabezó una expedición que descendió por el Misisipí, para atacar los asentamientos británicos que se encontraban río arriba. El gobernador Gálvez ofreció a Willing hospitalidad en la ciudad. Permitió que Pollock y el comandante americano subastasen en Nueva Orleans el botín obtenido de las plantaciones británicas. Cuando los británicos protestaron por la acogida que el gobernador había deparado a Willing, Gálvez hizo caso omiso de esas quejas y declaró que la ciudad era territorio neutral. Posteriormente, durante todo el año de 1778, Pollock continuó enviando a Fort Pitt, por la red fluvial interior, los pertrechos requeridos. Los suministros enviados desde Nueva Orleans sostuvieron al Continental Army en la victoria crucial que obtuvieron sobre los británicos en la batalla de Saratoga de octubre de 1777.

La victoria de los rebeldes en Saratoga resultó ser el punto de inflexión del conflicto que arrastró a Francia a la guerra con Gran Bretaña en febrero de 1778. Sin embargo, España decidió esperar a ver cómo evolucionaba el conflicto, antes de sumarse a él como parte beligerante. A pesar de ello, prosiguió la ayuda española en Nueva Orleans, de modo que, durante el año de 1778, Pollock continuó con sus actividades de abastecimiento. Estas aumentaron considerablemente cuando el comandante militar americano George Rogers Clark lanzó un ataque contra las fortificaciones británicas en la comarca de Illinois. A comienzos de 1779, Clark había tomado posiciones británicas en Kaskaskia, Cahokia y Vincennes. Oliver Pollock se convirtió en la principal fuente de aprovisionamiento para las operaciones de Clark. Pollock se endeudó, de nuevo, para adquirir los suministros, incluso, obteniendo préstamos del gobernador Gálvez.

La entrada de España en la guerra tuvo lugar en junio de 1779. Gálvez encabezó con éxito campañas militares españolas contra posiciones británicas en Baton Rouge, La Mobila y Pensacola. Pollock, junto con otros ocho patriotas americanos, acompañó a Gálvez en la victoria de Baton Rouge y viajó a Natchez para aceptar en persona la rendición de los británicos en calidad de representante del gobernador. También se unió al ejército español, esta vez acompañado por unas dos docenas de americanos, cuando Gálvez asedió el fuerte de Pensacola durante la primavera de 1781.

Con todo, hacia el final de aquel año, la fortuna empezó a dar la espalda a Pollock como consecuencia de la cuantiosa deuda en que había incurrido durante los cuatro años en que había estado enviando suministros. Había pagado la mayoría de estos con su propio dinero y con préstamos obtenidos en Nueva Orleans, que el Congreso todavía no había podido devolverle. Para 1782, Pollock se había quedado ya sin fondos y estaba en quiebra. Decidió, pues, viajar a los Estados Unidos, en un esfuerzo por conseguir que las autoridades americanas le reembolsasen sus préstamos. A su paso por Cuba, sufrió brevemente detención y encarcelamiento, al ejecutarse los mandamientos judiciales obtenidos por sus acreedores, pero, finalmente, fue liberado gracias a la intervención de su amigo Gálvez y regresó a Pensilvania.

Cuando finalizó la Revolución, se instaló permanentemente en Silver Spring, una ciudad pequeña en el valle del Shenandoah, en Pensilvania, donde prosiguió su actividad comercial. Años más tarde, recibió, finalmente, del Congreso reembolsos parciales de sus deudas. Visitó brevemente Nueva Orleans en 1788, tras un incendio catastrófico que había devastado la ciudad, con un cargamento de suministros entre los que figuraba una bomba contra incendios que vendió al Cabildo. En 1819, ya retirado, se mudó al valle del Misisipí y se instaló en Tunica Bend, al borde del río, al norte de Baton Rouge. Allí murió el 17 de diciembre de 1823. La historia de Oliver Pollock es esencial para entender el papel que desempeñó España en el apoyo a la independencia de los Estados Unidos durante la Revolución Americana.

Light Townsend Cummins
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