Jurista y político, nacido en Nueva York en 1745, John Jay fue un destacado miembro del Congreso Continental, representante en España y negociador del tratado de paz entre Gran Bretaña y Estados Unidos al final de la Guerra de Independencia.
Jay era miembro del Congreso como representante de Nueva York. También formó parte del Comité de Correspondencia Secreta, encargado de conseguir apoyo extranjero para la Revolución. Llegó a España en septiembre 1779, designado por el Congreso como ministro plenipotenciario, con instrucciones para conseguir una alianza con el Reino de España. Residió en Madrid hasta mayo de 1782, donde pasó graves apuros económicos a los que se unieron varios problemas familiares. La costumbre de la corte de Carlos III de mudar de localización en cada estación del año le causó muchos inconvenientes para sus reuniones y audiencias con los ministros. Su formación anglosajona y su mentalidad fuertemente protestante, anticatólica y republicana dificultó sus relaciones con la Corte española y, probablemente, influyó en que en sus escritos no aparezca apenas nada de la importante ayuda recibida en Madrid. Le fueron entregados directamente por Diego de Gardoqui, documentados, al menos 265.000 pesos, en efectivo o créditos, así como vales reales y letras de cambio del banquero Francisco Cabarrús y de otros. En el verano de 1781, recibió instrucciones de Robert Morris, el superintendente de finanzas del Congreso, de conseguir un préstamo urgente de 5.000.000 de pesos de España, que se le concedió parcialmente. También sería autorizado por la Corte española a enviar desde Cádiz una gran partida de uniformes, capturados a los ingleses por la escuadra del almirante Córdoba.
Actuó como representante del Congreso en las negociaciones de la Paz de París de 1783, que, al dejar de lado las consideraciones de los aliados, causaron malestar en las Cortes de Francia y España. En 1789, abogó por una ley que prohibiera a los católicos ocupar cargos públicos. En 1799, fue uno de los más firmes partidarios de la legislación para abolir la esclavitud. Fue el primer jefe del Tribunal Supremo, en 1789, y negoció el tratado de 1795 con Gran Bretaña, lo que le acarreó una gran impopularidad, por ser muy desfavorable para el comercio de los Estados Unidos. También fue gobernador de Nueva York. Falleció en Bedford (New York), en 1829.