La provincia de La Luisiana fue cedida por Francia a España en 1763. Era un inmenso territorio que se extendía desde el golfo de México hasta la frontera del Canadá. Su capital, la cosmopolita Nueva Orleans, se encuentra en la desembocadura del río Misisipí, el más largo de Norteamérica. Durante la Revolución Americana, la ciudad cobró una gran importancia por controlar la navegación aguas arriba del río. Desde allí partieron las ayudas de dinero y suministros que los gobernadores Luis de Unzaga y Bernardo de Gálvez entregaron entre 1777 y 1781 al agente del Congreso, el irlandés Oliver Pollock. Desde la ciudad partió también el improvisado ejército multirracial y multicultural reunido por Gálvez para conquistar los fuertes británicos de Baton Rouge, Manchac y Natchez, en 1779, y La Mobila, en 1780.
Nueva Orleans es hoy una ciudad turística en cuyo French Quarter (en realidad, el barrio que se creó durante la época española) se levantan multitud de edificios históricos. Sobresale el Cabildo, el antiguo ayuntamiento (hoy, el Louisana State Museum) que tiene enfrente la española Plaza de Armas (hoy, Jackson Square). Una placa colocada en una fachada en Chartres Street recuerda que allí vivió Oliver Pollock, alojado convenientemente a dos manzanas del Cabildo y del antiguo muelle fluvial. Muy recomendable es la visita al cercano museo The Historic New Orleans Collection. Al inicio de Canal Street, junto a la Spanish Square, se encuentra una estatua ecuestre de Bernardo de Gálvez del escultor Juan de Ávalos, donada por España en 1976, copia de la que existe en Washington D.C.