La importancia de la ayuda material y militar de España para la lucha independentista de los colonos norteamericanos frente a sus gobernantes británicos es poco conocida. Sin esta ayuda, es posible que Estados Unidos no existiera hoy. Durante muchos años, las colonias habían soportado el peso de unos impuestos onerosos establecidos por el Gobierno británico, que había acumulado unas deudas excesivas debido a la expansión colonial y a muchos años de guerra. De esta rebelión inicial de los colonos surgió el lema «No hay tributación sin representación». Otros acontecimientos, entre ellos el Motín del Té en Boston —que llenó la bahía de cajas de té rotas— abrieron el camino a la revolución, culminando en la Declaración de Independencia, firmada el 4 de julio de 1776.
En el momento de la insurrección norteamericana, España gobernaba gran parte del territorio al oeste del río Misisipi, además de las colonias de la actual Hispanoamérica. Ante el temor de que otras colonias suyas siguieran el camino de la independencia, el Gobierno español esperó hasta junio de 1779 para declarar oficialmente la guerra contra Gran Bretaña. España, además, aspiraba a recuperar Gibraltar y la isla de Menorca, territorios que pasaron a manos británicas tras la derrota de la alianza franco-española en la guerra de los Siete Años. Gran parte de la ayuda material inicial proporcionada por España a las colonias salió del puerto de Bilbao a cargo de la empresa Gardoqui e Hijos y llegó a su destino por rutas desde México y Cuba. Dado que España aún no había declarado oficialmente la guerra, esta ayuda inicial se envió en nombre de Francia. Por esta razón, entre otras, España nunca ha obtenido el reconocimiento que merece por este valioso apoyo.
Según Carlos Marichal, reconocido historiador económico mexicano, «para financiar la guerra contra Gran Bretaña, el virrey de Nueva España —Martín de Mayorga— llegó a recaudar un total de más de cinco millones de pesos», procedentes en gran medida de donativos. Como ya se ha señalado, estos fondos se destinaron en parte a ayudas para las fuerzas francesas que participaban en la guerra contra Gran Bretaña. La flota francesa, que tenía ciertas obligaciones en las Indias Occidentales, esperaba en Barbados y en las islas de Barlovento. Los fondos españoles fueron decisivos, al asegurar la entrega de suministros y salarios a las escuadras francesas en previsión de la expedición del conde de Grasse a la bahía de Chesapeake. Así queda claro que es mucho lo que debemos a los españoles por su apoyo a la independencia de Estados Unidos. Sin su ayuda, el conde de Grasse no habría llegado a Yorktown cuando lo hizo y tal vez no se hubiera conseguido esta victoria.
Otra parte, mucho mayor, de la ayuda económica proporcionada por España se destinó a la financiación de las exitosas campañas del general Bernardo de Gálvez para retomar Florida de los británicos y para consolidar el dominio español en la región del sur y centro del Misisipi. El Gobierno español llevaba registros meticulosos de estas operaciones financieras, muchos de los cuales se encuentran hoy en el Archivo Nacional de México.
Dos miembros del Grupo de Trabajo Español de la sociedad Daughters of the American Revolution [Hijas de la Revolución Americana] han examinado numerosos archivos en busca de evidencia sobre estos fondos. Molly Long Fernández de Mesa y su hermana Mary Anthony Long Startz se han propuesto como misión rastrear una de las contribuciones monetarias a la guerra más olvidadas, los llamados «Donativos». En este ensayo, nos hacen partícipes de sus investigaciones.
La National Society of the Daughters of the American Revolution (NSDAR) es la mayor organización de voluntarias de Estados Unidos, fundada en 1890 para promover la educación, la preservación histórica y el patriotismo. NSDAR es una sociedad basada en el linaje, cuyos miembros descienden de hombres y mujeres que ayudaron a la Revolución de las Trece Colonias. Además de los propios colonos, muchos países extranjeros ayudaron a la causa, incluida España. Más de 1 025 000 mujeres se han unido a la organización desde su fundación hace más de 125 años. Sus miembros proceden de los cincuenta Estados Unidos, así como de otros once países, entre ellos España. Uno de sus objetivos principales es el de honrar la memoria y el espíritu de los hombres y mujeres que lograron la independencia de Estados Unidos. En 1998 se formó un Grupo de Trabajo Español, con el propósito de abrir nuevas vías de afiliación para las mujeres descendientes de patriotas españoles; localizar documentación relativa a las contribuciones españolas a la Revolución americana; identificar a los ciudadanos españoles que contribuyeron a la causa revolucionaria; elaborar listas de patriotas españoles; y buscar registros en archivos fuera de Estados Unidos, y especialmente en España, México y Cuba. Hasta la fecha, se ha comprobado la participación de unos quinientos patriotas españoles, muchos de los cuales lucharon junto a Bernardo de Gálvez en la costa del Golfo y en el alto Misisipi, además de ganaderos españoles de Texas que suministraron ganado a las tropas de Gálvez.
En octubre de 2001 se encontró una lista de donativos aportados por soldados del Presidio de Santa Fe, en el actual Nuevo México, que data de 1782. Este hallazgo nos llevó a ampliar nuestra búsqueda. Los donativos se exigieron mediante una serie de Reales Cédulas emitidas por el monarca español con el fin de recaudar fondos para la guerra. A diferencia de los impuestos normales, solo se recaudaban cuando había que financiar campañas militares específicas. Se considera que los descendientes de súbditos españoles en Nueva España que contribuyeron con un donativo al esfuerzo bélico han prestado una ayuda material. Por lo tanto, tienen derecho a unirse a la NSDAR, o de hecho a los Sons of the American Revolution [Hijos de la Revolución Americana] www.SAR.org.
Se muestra arriba la portada de la Real Cédula emitida con fecha del 17 de agosto de 1780 por el entonces rey de España, Carlos III. El documento, de tres páginas, resume la petición del rey a sus súbditos para que «contribuyan por una vez» para sostener los gastos de la guerra desatada por «los continuados insultos de la nación inglesa».
Al descubrir la lista de donativos del Presidio de Santa Fe y del Presidio de San Carlos de Cerrogordo en Parral, Chihuahua, nos dimos cuenta de que tenía que haber más listas escondidas en otros archivos, bibliotecas o colecciones privadas. Así, contando con una referencia de volumen facilitada por el Departamento de Genealogía de la NSDAR, empezamos a buscar en el Archivo General de la Nación, en Ciudad de México. En junio de 2014, copiamos más de seiscientas páginas del volumen 17 de listas de donativos. El Archivo General de la Nación en Ciudad de México está ubicado en un palacio que parece un castillo, que sirvió de cárcel antes de convertirse en archivo. Cuenta con un gran patio central del que parten numerosas alas extensas, a las que se accede con facilidad una vez cumplidos los requisitos de entrada. Era fascinante estar allí, con mascarilla y guantes blancos, sosteniendo en nuestras manos estos documentos centenarios. Poder leer el castellano antiguo y ver los nombres da una sensación indescriptible. ¡Estamos sacando a la luz la contribución de esta gente!, pensábamos. Las listas se parecen mucho a un censo. Enumeran el pueblo, los nombres de los habitantes y el importe de su contribución, seguido de un total y del nombre de la persona responsable de la recaudación a nivel local. Al no disponer de tiempo para copiar los tres volúmenes adicionales —el 10, el 14 y el 21, que también abarcan los años de la Revolución—, la NSDAR pagó posteriormente para que se copiaran.
Aparecen en la lista los nombres de ciudades y pueblos, de sus habitantes españoles, mestizos e indios, junto con la suma donada por cada uno. Cada ciudadano español donó dos pesos, mientras que cada «indio» o «mestizo» pagó un peso. Muchos propietarios de ranchos y fábricas pagaron por sus sirvientes y nos consta que algunas zonas no pudieron pagar, debido a epidemias como la viruela, o a la hambruna.
Algunas de las localidades que figuran en el volumen 17 corresponden a los estados actuales de Guadalajara, Veracruz, Yucatán, Puebla y Oaxaca. El volumen dedica varias páginas a zonas cercanas a Ciudad de México. Entre las ciudades actuales más grandes destacan el municipio y los pueblos de Otumba y Axapusco. Muchos de los nombres se siguen utilizando hoy, entre ellos Barrio de San Marcos, Rancho de las Papas, Hacienda de San Miguel Hueyapán, Hacienda de Tetepantla, Ranchos de Zacatepec y Puebla de San Miguel, y Xaltepec en Puebla. Los cuatro volúmenes encontrados en Ciudad de México abarcan el centro y el sur de México, hasta la península de Yucatán. Lo que no se ha hallado, hasta ahora, son los donativos para el centro y el norte de México, hasta el sur de los actuales Estados Unidos. También hemos buscado listas adicionales tanto en Colombia como en Puerto Rico.
El mapa de Nueva España que aparece a continuación, que data de 1794, da una idea clara de la extensión del territorio gobernado por España e indica las zonas en las que estamos buscando listas de donativos. Hemos hallado listas en las zonas de México y Nueva Galicia mostradas en verde, además de en Yucatán (amarillo). Ahora estamos buscando listas correspondientes a las zonas mostradas en morado, naranja y rosa.
El volumen 17 del Archivo General de la Nación en Ciudad de México ya se puede consultar en el sitio web de la NSDAR. Las voluntarias están indexando actualmente los tres volúmenes adicionales. Se pueden encontrar bajo la pestaña etiquetada GRS (Sistema de Investigación Genealógica). Para ver estos registros, el interesado debe dirigirse a DAR Genealogical Research Databases.
Este proyecto, fruto del compromiso de las voluntarias de la NSDAR que se han encargado de indexar los nombres, brinda a las personas de ascendencia hispánica una oportunidad emocionante de descubrir una conexión, hasta ahora oculta, con una parte impresionante de la historia de Estados Unidos. Ahora hay que dar publicidad no solo a estos nuevos registros, sino a la historia que encierran, y que tantos desconocen.
Si bien se trata de una documentación de gran valor histórico, hay que reconocer también la dedicación, la creatividad y el esfuerzo de los funcionarios que registraron estas listas. A continuación, aparece una selección de listas, con el fin de mostrar cómo se registraban y cómo se notificaba a los funcionarios. En muchos casos constituyen obras de arte, gracias a su esmerada caligrafía, que nos permite entrever la personalidad, la educación y las dotes artísticas del funcionario encargado. Las firmas a menudo tienen curvas adicionales, remolinos e incluso garabatos que definen los nombres. La primera imagen es seguramente la más elaborada que hemos encontrado entre las muchas que hemos copiado. Ubicada en la página 93 del volumen 10, se trata de una página de totales correspondientes a varios pueblos de la provincia de Tabasco. La letra floreada evoca cierta pasión, que también fluye con la tinta con la que el autor ha dibujado a una mujer en la esquina superior izquierda, dominando el texto. Otra figura femenina, desnuda, se apoya en una columna. Destaca entre las florituras el ángel que sostiene una banderola en la que aparecen las palabras «resumen general». Tiene una calidad arquitectónica que ilumina la magia de la lista.
En la siguiente imagen, destaca el uso poco frecuente de tinta roja para esta lista que enumera los donativos recaudados por el capitán Lucas Wadding Geraldino en la provincia de Zacatlán de las Manzanas, aún famosa por sus manzanales. La investigación confirma que la tinta roja —conocida como sangre de cactus— se obtiene de un insecto, la cochinilla, que vive dentro del cactus. El carmín que se extraía del insecto figuraba, junto con muchas especias, entre los productos más importantes que se exportaban a Europa. La mayoría de los uniformes y otras prendas rojas de la época se teñían con este carmín. Gracias a la tinta roja, los nombres de los pueblos parecen deslizarse por la columna de la izquierda, seguidos de puntos que fluyen hasta el recuento final. El elaborado motivo geométrico que adorna tanto los bordes como la propia escritura tiene que haber sido un motivo de orgullo para su autor.
El siguiente ejemplo recuerda, con sus esmerados detalles, un árbol genealógico. Los motivos florales que adornan la caligrafía se han realizado con tanta precisión que parecen saltar de la página. En las esquinas superiores, los círculos simétricos contienen diseños florales en forma de estrellas, mientras que las esquinas de cada recuadro están decoradas con tulipanes, en algunos casos sostenidos por columnas que se asemejan a floreros. Se trata, en su conjunto, de un diseño perfecto.
La siguiente muestra, tomada del volumen 10 y que data del 27 de mayo de 1781, es una relación meticulosa de los empleados de una fábrica de tabaco en Ciudad de México. El ejemplo es de especial interés, ya que incluye los cargos de los donantes, junto con sus nombres. Las listas a menudo abarcan toda una gama de profesiones y oficios, entre ellos funcionarios locales tanto administrativos como judiciales, militares, rancheros, cargos eclesiásticos, mineros, plateros y trabajadores en fábricas de pólvora y de naipes. Este ejemplo lleva la firma original del administrador, Isidro Romana, adornada con remolinos.
Esta otra página es un recibo oficial, expedido por el Gobierno, por los donativos pagados.
Recientemente hemos encontrado una lista de donativos en el archivo municipal de San Luis de Potosí. Se trataba de un hallazgo muy importante, ya que —aunque consta solo de unas veinte páginas— separa muy claramente a los contribuyentes por castas. Los españoles, que trajeron consigo su religión y su cultura, se casaron con miembros de los pueblos locales. La mayoría de los mexicanos actuales son una mezcla muy variable de ascendencia europea e indígena, y en algunos casos africana y asiática. A continuación se muestra la portada de las listas de donativos de Charcas, un importante pueblo minero de San Luis de Potosí, junto con otros dos ejemplos. Enumera las contribuciones recaudadas por el teniente general José Ignacio de Herrera y fray Mariano Rodríguez Sáenz.
Lista de los contribuyentes, así españoles como de todas las castas que exigen el donativo prevenido por Real Cédula de Su Majestad, formada por el Teniente General José Ignacio de Herrera, acompañado del muy Reverendo Padre Fray Mariano Rodríguez Sáenz, religioso de la orden de San Francisco y cura propietario del Real de Santa María de las Charcas. Exp. 6, 70 fs. Contiene un impreso. Portada con margen resaltado.
Folio 17. Archivo San Luis de Potosí.
La lista de donativos de San Luis de Potosí encontrada por nosotras separa a los contribuyentes por castas, entre las que figuran españoles, indios, mulatos, lobos y coyotes. Esto indica cuántos pueblos participaron en la recolecta. En esta lista se leen claramente los nombres y las castas: indio, mestizo y coyote.
En esta lista también se leen claramente los apellidos y la indicación de casta: español, indio, mulato y lobo.
Según Ana González-Barrera, investigadora senior del Pew Research Center y experta en inmigración, demografía y el mundo hispánico, «el término mestizo significa “mezclado” en español y se suele emplear en toda América Latina para designar a personas de ascendencia mezclada, con antepasados tanto europeos blancos como indígenas. Del mismo modo, el término mulato en español suele emplearse para referirse a una ascendencia mezclada que incluye antepasados blancos europeos y antepasados negros africanos».
Este póster explica las distintas castas con imágenes de grupos familiares:
En 2006, la presidenta general de las Hijas de la Revolución Americana, Presley Merritt Wagoner, inauguró una placa en los jardines de la Casa de América en Madrid, España.
En la placa se lee el siguiente texto:
Conmemoración de la ayuda española a la independencia de los Estados Unidos de América
Esta placa conmemora la ayuda española a los Estados Unidos de América entre 1776 y 1783. Su Majestad el rey Carlos III proporcionó apoyo diplomático por medio del conde de Floridablanca y del conde de Aranda y expediciones militares y navales al mando de Bernardo de Gálvez en el golfo de México. España también aportó ayuda económica para suministros, como cañones, pólvora, tiendas de campaña, uniformes, quinina y alimentos, distribuidos a través de La Habana y México. El 27 de octubre de 1795 se firmó el Tratado de Amistad, Fronteras y Navegación en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, formalizando así una duradera relación diplomática de colaboración. El importante papel desempeñado por España durante la guerra de la Independencia de Estados Unidos es reconocido con agradecimiento.__
Vivimos en una sociedad global, con identidades multiculturales, y esta iniciativa nos brinda una oportunidad perfecta para compartir la historia del papel olvidado de España en la guerra de Independencia de los Estados Unidos. No puede haber mejor manera de abrir las puertas de la amistad que seguir realizando estudios genealógicos, culturales, históricos y arqueológicos de nuestro rico patrimonio español. Tampoco puede haber mejor forma de honrar a las personas de ascendencia hispánica que enseñarles a sus antepasados en estas listas. Para nosotras, es un privilegio poder añadir nuevo material al sitio web Desvelando memorias, y en este sentido agradecemos mucho el trabajo fantástico de Iberdrola y de su filial estadounidense Avangrid. Su aportación comenzó con la exposición La memoria recobrada. Huellas en la historia de los Estados Unidos, que se inauguró en Bilbao en mayo de 2017. Posteriormente, en 2018, organizaron la muestra Recovered Memories: Spain and the Support for the American Revolution en Nueva Orleans y Washington D. C. Nosotras nos unimos a este esfuerzo al traer a la luz estos donativos. ¡La búsqueda continúa!
Para contactar con las autoras: mastartz@gmail.com